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Mi hijo está triste… ¿Estará deprimido?

Durante la infancia los niños también se entristecen y deprimen. La tristeza es una emoción natural que se produce como reacción a una pérdida. Podríamos decir que es una reacción adecuada a la pérdida. La depresión se produce  cuando la tristeza se instala más tiempo del necesario en el niño, para superar el duelo por lo perdido.
 
Ante la realidad de ir enfrentándose a las pérdidas de la propia vida, hay niños que las toleran peor y se entristecen. Es momento de que los padres acompañen al pequeño en esta tristeza, hagan sentir que lo entienden y empaticen con él.

Síntomas de depresión

Cuando la tristeza tras un acontecimiento doloroso se alarga más de lo normal, o cuando no tiene una causa clara, es posible que el niño sufra una depresión. Junto con la tristeza aparecen síntomas como la irritabilidad o la falta de interés por actividades que antes le motivaban, problemas en la escuela, falta de energía, tendencia al aislamiento, aburrimiento fácil o una tendencia a hablar de sí mismo como si no mereciera ser querido o fuera malo.
Causas
La depresión puede estar causada por pérdidas reales muy traumáticas para el niño (como la muerte de uno de sus padres) o porque no se dé suficientemente el baño de amor que necesita, es decir, que no sea alimentado psicológicamente de una forma adecuada y suficientemente buena.

El amor de los padres da al bebé este baño psicológico que le hará sentir que merece ser amado, un amor que es la piedra fundacional de su autoestima, de la seguridad con la que irá por la vida, de su bienestar psicológico. Cuando esto falta los niños es muy probable que se depriman.

 
Cómo actuar

Hablar de las pérdidas (no negarlas ni silenciarlas) es la mejor forma de superarlas y elaborarlas.
Es importante acompañar al niño en esta elaboración, para que pueda ir expresando sus sentimientos, para que gane autoestima poco a poco, sintiéndose querido. En definitiva que reciba amor para que, poco a poco, se vaya cerrando su herida.

No hay que llegar al extremo de la sobreprotección porque el niño necesita tener confianza para afrontar su camino a la independencia.

Jugar con el niño, dibujar con él, soñar con él, le dará vida, alegría y confianza de que el mundo es un lugar que vale la pena.